El habeas corpus ignorado: Cuando la justicia también desaparece
El 15 de junio de 2025, tres días después de la detención arbitraria de Rodrigo Cabezas, sus abogados presentaron un recurso de habeas corpus ante el Tribunal Superior de Justicia. El recurso fue formalmente admitido, pero hasta el día de hoy permanece sin ejecución. Esta inacción judicial no es negligencia: es complicidad institucional con la desaparición forzada.
¿Qué es el habeas corpus?
El habeas corpus es una garantía constitucional fundamental que protege la libertad personal contra detenciones arbitrarias. Su nombre en latín significa “que tengas el cuerpo”, y obliga a las autoridades a:
- Presentar al detenido ante un juez competente
- Justificar legalmente las razones de la detención
- Liberar inmediatamente si no existe causa legal
En Venezuela, este derecho está consagrado en el artículo 27 de la Constitución. No es una cortesía legal, es un derecho humano fundamental.
“El recurso de habeas corpus será admitido con carácter de urgencia por los tribunales competentes” - Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, Art. 27
El caso Cabezas: Un habeas corpus en el limbo
El recurso presentado por Rodrigo Cabezas cumple todos los requisitos legales:
- Identidad del detenido: Rodrigo Cabezas, cédula [número], profesor universitario
- Circunstancias de la detención: 12 de junio, oficina de Corpoelec, sin orden judicial
- Autoridad responsable: SEBIN (Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional)
- Fundamento jurídico: Detención sin causa legal, incomunicación prolongada
Pero la admisión formal no ha llevado a ninguna acción concreta. Los días pasan, y Rodrigo sigue desaparecido.
La anatomía de la impunidad judicial
¿Cómo puede un tribunal admitir un habeas corpus y luego ignorarlo? La respuesta revela el funcionamiento perverso del sistema:
1. Admisión como teatro
Se admite el recurso para aparentar legalidad, pero sin intención real de ejecutarlo.
2. Dilación calculada
Cada día que pasa normaliza la desaparición y debilita la presión social.
3. Silencio cómplice
No hay respuesta oficial, no hay justificación, no hay rendición de cuentas.
4. Mensaje intimidante
Otros posibles demandantes entienden que el sistema legal no los protegerá.
Precedentes inquietantes
El caso de Rodrigo no es aislado. En Venezuela, el habeas corpus se ha convertido en un trámite burocrático sin efectos reales:
- Casos documentados: Decenas de habeas corpus admitidos pero no ejecutados
- Patrón sistemático: La admisión formal sin investigación efectiva
- Impunidad garantizada: Ningún funcionario ha sido sancionado por ignorar estas órdenes
Esto no es disfunción del sistema: es el sistema funcionando para proteger la impunidad.
El colapso del Estado de Derecho
Cuando los tribunales admiten pero no ejecutan un habeas corpus, estamos ante algo más grave que una falla procesal. Es la confesión de que:
- No hay separación de poderes: El judicial se subordina al ejecutivo
- No hay garantías constitucionales: Los derechos dependen de la voluntad política
- No hay Estado de Derecho: Vivimos bajo el capricho del poder
La Constitución se convierte en papel mojado cuando sus guardianes la traicionan.
La responsabilidad internacional
La inacción judicial en el caso Cabezas constituye violación de múltiples instrumentos internacionales:
- Declaración Universal de Derechos Humanos (Art. 9)
- Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (Art. 9)
- Convención Americana sobre Derechos Humanos (Art. 7)
- Convención Interamericana sobre Desaparición Forzada de Personas
Cada día de silencio judicial es un día más de responsabilidad internacional para el Estado venezolano.
Lo que podemos hacer
Ante la complicidad judicial, la sociedad civil debe actuar:
- Documentar meticulosamente cada violación procesal
- Presionar internacionalmente a través de organismos especializados
- Mantener viva la memoria del caso para evitar el olvido
- Exigir rendición de cuentas a los funcionarios responsables
El habeas corpus puede estar secuestrado, pero nuestra voz sigue libre.
La justicia que vendrá
Algún día, cuando Venezuela recupere sus instituciones, habrá que responder preguntas incómodas:
- ¿Por qué se admitió un habeas corpus sin ejecutarlo?
- ¿Quién dio la orden de ignorar la garantía constitucional?
- ¿Cómo se permitió que un profesor desapareciera sin consecuencias legales?
Los responsables de este silencio judicial deberán enfrentar las consecuencias de su complicidad.
La justicia puede estar secuestrada, pero la memoria es libre. Seguiremos documentando cada violación hasta que Rodrigo Cabezas regrese y los responsables rindan cuentas.